De carbono...

Tus días, tan largos, oscuros, fríos y secos.
¿Acaso llegará la hora en que dejen de serlo?
Tus sueños ahogados en mentiras,
buscan la perfección de las estrellas.
Y tú... Con agonía escondida,
mantienes el silencio perdido en el tiempo
donde concedes deseos prohibidos
para tu alma carnívora y sigilosa.

Tus manos, donde guardas el calor de tu sol,
basados en huesos cristalinos de sal,
tocan el viento que se deja querer,
que se deja amar con el sonido de tus palabras,
que se deja llevar con el vaivén de tus pasos
para terminar hojeando árboles tristes.

Tus cosas


Tantas cosas que recorrían en mi cabeza como tu llegada 
inesperada y nuestro atardecer infinito. El café por las 
mañanas y el almuerzo lleno de risas. Oh, mi amor... 
tantas cosas que se pierden con el viento y lloro. 
Lloro el aroma de tu cabello que ya no volverá en Febrero 
y lloro el silencio de tu risa perdida en un recuerdo. 
Tantas cosas mi amor, tantas cosas que recorrían en mi 
cabeza como hacerte el amor bajo la luna llena y 
jugar con tus mejillas al amanecer. Oh, mi amor... 
tantas cosas que se pierden con el tiempo y la distancia, 
¡sí!, esa maldita distancia que nos ciega 
y nos deja débiles con cada paso... 
pero si tan sólo mi amor, si tan sólo me miraras otra vez 
a los ojos y recordaras las calles desiertas por 
las cuales caminamos, si tan sólo pudieras 
oír otra vez nuestras risas luego de besarnos 
y esas lágrimas que ambos lloramos cuando sentíamos 
que nos separábamos, si tan sólo por medio segundo 
pudieras recordarme, el tiempo volvería a ser infinito 
y las cosas más bonitas volverían a llenarse de esperanza 
y los sueños, esos que soñamos juntos, podrían volverse realidad.